
Este fin de semana me ha tocado ordenar mi habitación. No es que sea una tarea difícil, es imposible. Entre tanto libro, ropa, mierda... no sabía ni por donde empezar. Decidí empezar por el escritorio. ¡Vaya peligro!
Cogí una interminable torre de CDs y me puse a ordenarlos. Mirando y mirando, encontré CDs de hace millones de años. Yo seguía ordenando hasta que de pronto...¡Ajá! Encontré un viejo juego de PC al que hacía muchísimo tiempo que no jugaba, así que deje mi tarea de ordenar la habitación a un lado y lo metí en el ordenador.
Los Sims, así se llama el juego. El juego consiste en crear una bonita casa a tu gusto, hacer una familia y manejarlos como te de la gana. Hay que darles de comer, mandarles hacer las tareas de la casa, que busquen empleo, que hagan amistades y le pongan los cuernos a su pareja... Es bastante entretenido.
Lo primero que hice fue crearme la gran casa, que dudo que pueda tenerla algún día viendo como está el precio de la vivienda. Dos pedazo de pisos que le puse, jardín con piscina, con una decoración que te cagas...
Lo siguiente sería crearme a mí misma. ¡Monísima! Y a jugar. Lo malo es que poco aguanté jugando. No es que me cansara del juego, es que la casa ardió en llamas a los diez minutos de empezar a jugar, y el siguiente mensaje apareció en mi pantalla: “Marisa ha pasado a mejor vida”. Pues vaya, fin del juego. ¿Qué hice? Pues seguir ordenando mi habitación.
Cogí una interminable torre de CDs y me puse a ordenarlos. Mirando y mirando, encontré CDs de hace millones de años. Yo seguía ordenando hasta que de pronto...¡Ajá! Encontré un viejo juego de PC al que hacía muchísimo tiempo que no jugaba, así que deje mi tarea de ordenar la habitación a un lado y lo metí en el ordenador.
Los Sims, así se llama el juego. El juego consiste en crear una bonita casa a tu gusto, hacer una familia y manejarlos como te de la gana. Hay que darles de comer, mandarles hacer las tareas de la casa, que busquen empleo, que hagan amistades y le pongan los cuernos a su pareja... Es bastante entretenido.
Lo primero que hice fue crearme la gran casa, que dudo que pueda tenerla algún día viendo como está el precio de la vivienda. Dos pedazo de pisos que le puse, jardín con piscina, con una decoración que te cagas...
Lo siguiente sería crearme a mí misma. ¡Monísima! Y a jugar. Lo malo es que poco aguanté jugando. No es que me cansara del juego, es que la casa ardió en llamas a los diez minutos de empezar a jugar, y el siguiente mensaje apareció en mi pantalla: “Marisa ha pasado a mejor vida”. Pues vaya, fin del juego. ¿Qué hice? Pues seguir ordenando mi habitación.
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