lunes, 22 de octubre de 2007

¡VAYA SUSTO!


Era una tarde muy tranquila y soleada. Estaba tumbada en el sofá tapada con mi manta de la siesta. Mis ojos pesaban toneladas y estaba a punto de entrar en un sueño profundo cuando de repente un fuerte ruido hizo que mis ojos se abrieran como platos y que mi corazón casi saliera por la boca. De un salto me puse en pie un poco desorientada.
El ruido venía de la calle, así que salí al balcón para ver de que se trataba. Lo que me encontré me asustó un poco a primera vista. Había un coche parado, unos metros más adelante una moto hecha pedazos y un chico tendido en el suelo cerca de ella.
El dueño del coche salió como una bala donde el chico para ver como estaba, este se levantó hecho una furia y empezó a gritar, “¡Mi moto, mi moto! ¡Te has cargado mi moto!” ¿Mi moto? Chaval que tu te has cargado mi siesta y no me pongo a dar esos gritos. En fin, que la cosa solo quedo en un susto, nadie salió herido, bueno la moto quedó hecha una pena pero eso es lo de menos ¿no?, que yo me quede sin siesta.

1 comentario:

Sirácida dijo...

Es muy interesante la naturaleza humana y hacía donde nos encaminamos cada día. Me sorprendía la intensidad de su relato, la fuerza expresiva del momento clave del mismo, es decir, que se le habia fastidiado la siesta. Gran experiencia de valores humanos ante lo que podría haber significado una tragedia.