ATRAPADOS

Mientras la leche se calentaba en el microondas saque unos cuantos churros del congelador para prepararme un buen desayuno de domingo. En el momento que estaba dándole la vuelta a lo churros, (porque no me gustan muy hechos), escuche un especie de sirena que me resultaba familiar. Alguien tocaba con mucha insistencia el botón de alarma del ascensor, por lo que supuse que algo no iba bien. Deje mi desayuno de lado (error fatal), y me asomé a las escaleras. Alguien aporreaba con fuerza la puerta del ascensor así que baje al piso de abajo. Al parecer, el ascensor se había detenido entre el tercero y el cuarto, y dentro de ese mini metro cuadrado había ¡cinco hombres!.
La vecina del cuarto sacó la llave de emergencias para poder abrir la puerta. ¡Vaya panorama!. En el cuarto piso se veían las cabezas de los hombres y en el tercero sus pies, que por cierto ninguno de los ocupantes era del portal, sospechoso...
Tenían dos salidas opcionales, una rendija bastante pequeña para esos cinco armarios en el tercer piso, y otra rendija, mucho más amplia en el cuarto piso. Está claro, tuvieron que salir por la rendija más canija, arrastrándose y haciendo maniobras de todo tipo.
Viendo que todo estaba arreglado volví a casa. Nada más abrir la puerta me vino un olor a quemado.. ¡Mis churros! Menos mal que mi hermano estaba en casa y corrió a rescatarlos, pero demasiado tarde, estaban carbonizados.